LUNES SANTO
El "Lunes Santo" es el segundo día de la Semana Santa, que se celebra en la semana previa a la Pascua cristiana. En el calendario litúrgico católico, el Lunes Santo es el día en que se conmemora la entrada de Jesús en Jerusalén, que es conocida como el Domingo de Ramos.
Durante el Lunes Santo, en muchas partes del mundo, se realizan procesiones y actos litúrgicos que conmemoran la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. También se realizan otros eventos religiosos y culturales, como representaciones teatrales, música y bailes tradicionales.
Es importante destacar que la celebración de la Semana Santa y sus distintas tradiciones pueden variar dependiendo del lugar y la cultura en la que se celebra.
LECTURAS DEL LUNES SANTO
PRIMERA LECTURA
He puesto mi Espíritu sobre él,
y hará que la justicia llegue a las naciones.
No clama, no grita,
no se escuchan proclamaciones en las plazas.
No rompe la caña doblada
ni aplasta la mecha que está por apagarse,
sino que hace florecer la justicia en la verdad.
No se dejará quebrar ni aplastar,
hasta que establezca el derecho en la tierra.
Las tierras de ultramar esperan su ley.
Así habla Yavé,
que creó los cielos y los estiró,
que moldeó la tierra y todo lo que sale de ella,
que dio aliento a sus habitantes
y espíritu, a los que se mueven en ella.
Yo, Yavé, te he llamado para cumplir mi justicia,
te he formado y tomado de la mano,
te he destinado para que unas a mi pueblo
y seas luz para todas las naciones.
Para abrir los ojos a los ciegos,
para sacar a los presos de la cárcel,
y del calabozo a los que yacen en la oscuridad.
EVANGELIO
Seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. 2 Allí lo invitaron a una cena. Marta servía y Lázaro estaba entre los invitados. 3 María, pues, tomó una libra de un perfume muy caro, hecho de nardo puro, le ungió los pies a Jesús y luego se los secó con sus cabellos, mientras la casa se llenaba del olor del perfume.
Judas Iscariote, el discípulo que iba a entregar a Jesús, dijo: «Ese perfume se podría haber vendido en trescientos denarios para ayudar a los pobres.» En realidad no le importaban los pobres, sino que era un ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, se llevaba lo que echaban en ella.
Pero Jesús dijo: «Déjala, pues lo tenía reservado para el día de mi en tierro. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre.»
Muchos judíos supieron que Je sús estaba allí y fueron, no sólo por ver a Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Entonces los jefes de los sacerdotes pensaron en dar muerte también a Lázaro, pues por su causa muchos judíos se alejaban de ellos y creían en Jesús.