SALMO 1
El libro de los Salmos comienza con un bello poema de bendición para quien aman a Dios.
El tema de los dos caminos se encuentra en muchos lugares de la Biblia y de la vida. Se refiere a nuestra responsabilidad personal, la que dará a conocer claramente el día del juicio. Aunque a veces pareciera ser lo contrario, la verdadera felicidad se da a los que son fieles a la voluntad de Dios.
Jesús es por excelencia el árbol verde y fecundo. En el árbol de la Cruz madura todo lo bueno, grande, hermoso, santo.... del corazón del hombre.
Lo que uno siembra en su vida, lo habrá de cosechar. Los que observan la ley de Dios tendrán la felicidad en esta vida y en la otra. Los que la rechazan no prosperarán. Este primer salmos nos habla de felicidad, al igual que el primer discurso de Jesús que comenzará con DICHOSOS!!!
El SALMO 1 nos enseña que conseguimos la verdadera felicidad cuando obedecemos a Dios. Encontramos seguridad cuando la palabra de Dios es nuestra fuente de satisfacción.
Dichoso el hombre
que no va a reuniones de malvados,
ni sigue el camino de los pecadores
ni se sienta en la junta de burlones,
mas le agrada la Ley del Señor
y medita su Ley de noche y de día.
Es como árbol plantado junto al río,
que da fruto a su tiempo
y tiene su follaje siempre verde.
Todo lo que él hace le resulta.
No sucede así con los impíos:
son como paja llevada por el viento.
No se mantendrán en el juicio los malvados
ni en la junta de los justos los pecadores.
Porque Dios cuida el camino de los justos
y acaba con el sendero de los malos.
ORA CON EL SALMO 1