DIA 26
El Espiritu Santo puede ser apagado
El Espiritu Santo puede ser Apagado
EL ESPÍRITU SANTO es ilustrado en el Nuevo Testamento en por lo menos cinco maneras: la paloma, el fuego, el aceite, el viento y el agua. El agua limpia. Se dice que nuestros cuerpos son lavados con “agua pura” (Hebreos 10:22). La paloma tiene que ver con la sensibilidad del Espíritu Santo. La paloma es un ave tímida y sensible. Cuando la paloma vino sobre Jesús y permaneció (Juan 1:32-33), mostró que Jesús jamás agraviaba al Espíritu, como demuestro en mi libro The Sensitivity of the Spirit [La sensibilidad del Espíritu].
Con respecto al aceite, esto es algo para lo cual uno debe prepararse. Además, las vírgenes prudentes tomaron aceite en sus vasijas; las insensatas no (Mateo 25:3-4). Con respecto al viento que ilustra al Espíritu, el viento no puede ser controlado; está fuera nuestras manos. Cuando el viento decide soplar, nada lo detendrá. En cualquier caso, hay por lo menos tres referencias al viento en el Nuevo Testamento: (1) en el Día de Pentecostés (Hechos 2:2); (2) en las palabras de Jesús para Nicodemo: “El viento sopla por donde quiere” (Juan 3:8); y (3) en la inspiración de las Santas Escrituras (2 Timoteo 3:16). Apagar al Espíritu se refiere al fuego; fuego que ya está quemando. No se puede apagar un fuego a través de derramar agua si no hay nada allí. Por lo tanto, apagar el Espíritu implica que el Espíritu está en operación, pero uno puede apagarlos; esto es, apagar el fuego. Dicho lo cual, creo que es posible apagar al Espíritu antes de que haya tenido la oportunidad de obrar, quizá como derramar agua sobre madera antes de que pueda encenderse, como mostraré adelante.
Solamente hay una referencia explícita a apagar el Espíritu en el Nuevo Testamento: “No apaguen el Espíritu” (1 Tesalonicenses 5:19), “No apaguen el fuego del Espíritu” (RVR 1960). ¿Cuál es la diferencia entre agraviar al Espíritu y apagar el Espíritu? Ciertamente casi se traslapan. Pero hay una diferencia, y probablemente es esta: agraviamos al Espíritu principalmente por nuestras relaciones entre nosotros, como juzgar a los demás y la falta de perdón; apagamos al Espíritu principalmente cuando tenemos prejuicios en contra de la manera en que el Espíritu podría estarse manifestando o por no respetar su presencia. A menudo es el temor lo que yace detrás de apagar al Espíritu Santo. Pero también podría ser sentirse satisfecho con uno mismo. Son principalmente los cristianos quienes apagan al Espíritu Santo; después de todo, las palabras “no apaguen al Espíritu” son dirigidas a cristianos. Pero usted no necesita ser salvo para apagar al Espíritu. Todos los ejemplos que siguen tuvieron en común que apagaron al Espíritu. Primero, los gnósticos. Nunca se convirtieron y eran una gran amenaza para la fe cristiana. No creían que Jesucristo hubiera venido en la carne (1 Juan 2:19-22). Entraron a la iglesia por la puerta trasera e implacablemente apagaban al Espíritu a través de infiltrarse entre ellos (Judas 1:4). Estos eran “escollos ocultos (manchas ocultas) en los ágapes de ustedes (fiestas espirituales de amor), cuando banquetean con ustedes sin temor” (Judas 1:12, NBLH).
Otro enemigo de la iglesia eran los judaizantes. Estos eran judíos que hacían profesiones de fe pero que insistían en que todos los gentiles se circuncidaran. Odiaban a Pablo y todo lo que representaba. No solamente apagaban al Espíritu sino que casi arruinaron a los Gálatas. Cualquiera que le impone la Ley Mosaica a los creyentes se arriesga seriamente a apagar al Espíritu Santo. Los gálatas, aunque se habían convertido claramente, estaban en un cautiverio terrible. Por eso es que Pablo fue firme: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1). Porque “donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Corintios 3:17).
Eran definitivamente los verdaderos cristianos los que apagaban al Espíritu Santo en la iglesia de Corinto. Se reunían en las casas para celebrar la Cena del Señor. Pero ciertos cristianos de clase media tomaron el control. No querían molestarse en esperar a los miembros más pobres que tenían que trabajar tarde y que por lo tanto llegaban después de que terminaba la Cena del Señor (1 Corintios 11:21). Dios juzgó a estos cristianos de clase media con debilidad, enfermedad y muerte (v. 30). Ananías y Safira apagaron al Espíritu, lo cual resultó en su muerte, cuando mintieron en la presencia de Dios (Hechos 5:1-11).
En mi libro Fuego santo hablo acerca de una enseñanza falsa llamada “cesasionismo”: una teoría manufacturada que afirma que lo milagroso “cesó” hace unos dos mil años por decreto del mismo Dios. Esta gente sostiene que el Espíritu Santo no se manifiesta, no se manifestará y que no se puede manifestar hoy a través de los dones del Espíritu. Por lo tanto, cuando los individuos se adhieren al cesasionismo, el Espíritu Santo es virtualmente apagado antes de que se le dé la oportunidad de mostrar su poder; es como derramar agua en madera que no puede quemar.
No se sienta amenazado por el Espíritu Santo. Algunos podrían decir que el Espíritu Santo es un “caballero”. ¡No estoy seguro de estar de acuerdo con eso todo el tiempo! Aunque estoy seguro de que no necesita sentirse amenazado por Él, quizá no sea tan lindo como algunos podrían esperar. El Dr. Lloyd-Jones decía a menudo que el problema con el ministerio hoy era que tenía “demasiados hombres lindos” en él. El Espíritu Santo quizá le pida algo que no estaba en su pantalla de radar. Atrás en 1982 tome la decisión de renunciar a mi aspiración de ser un gran teólogo y en lugar de ello estar dispuesto a tomar las calles para repartir tratados; ¡no que esté sugiriendo que sean mutuamente exclusivos! Comencé a hablar con personas totalmente extrañas y con los transeúntes acerca del Señor. ¡Era tan embarazoso! Pero nunca vi hacia atrás.
Así que yo no digo que Dios no le vaya a pedir algo que lo lleve más allá de su zona de comodidad. Usted quizá de hecho tenga que dejar su zona de comodidad. Pero puedo prometerle esto: siga al Espíritu Santo a través de ser totalmente abierto a Él; usted estará por siempre agradecido. En cualquier caso, por favor no apague al Espíritu Santo; ni derrame agua sobre la madera de modo que el fuego no la pueda quemar.